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sábado, 17 de marzo de 2012

Muy xeitosa, muy Loewe.

Ya que estamos con los momentos remember por qué no continuar con la vez que fui con mi novio a conocer a su familia.
Mi novio no es de aquí, así que eso de una cenita breve pero intensa o un café para conocer a la familia política no era factible, conocer a mi nueva familia suponía un viaje y una estancia de cinco días en la casa familiar, en el campo.

Mi novio empezó meses antes a vacilarme, cuando me arreglaba para salir me miraba con recelo y me soltaba ay, si te vieran mi madre y mi abuela... Así no te pongas cuando vayamos allá, ¿eh? Que se van a morir de un susto y va a hablar todo el pueblo de ti, qué vergüenza.

Yo en aquella época estaba enamorada hasta las trancas y todo mi empeño era caerle bien a la familia consorte así que me quedaba meditabunda replanteándome mi look. Que dicho sea de paso, tampoco es que me vistiese de tronista ni frecuentase las mismas boutiques que Sonia Monroy.

Total que tras meses de vacile y mi novio contándome que en su familia poco menos que las mujeres van todas de negro y con pañoleta llega el momento de hacer la maleta y consulto con él.

- Tú humilde y sencilla. Vestidos nada, que allí son de guarra. Pantalones tampoco, que son de machorro o de lesbiana progre.

- Pero si yo sobrevivo a base de pantalones.

- Pues vaqueros así holgaditos que no marquen nada, sin ninguna marca ni agujeros ni cosas raras. Tacones nada, que en medio del campo tú me dirás dónde vas subida a unos andamios de 15 centímetros. Y joyas las justas, pequeñitas y discretas. Ah, y escotes obviamente tampoco.

Total que me pongo a rebuscar en el armario y lleno la maleta de las típicas camisetas anchas de andar por casa, vaqueros zurrapastros de hace siglos que me quedan grandes y unas Converse con pinta de viejas.

Mi novio me vino a buscar para emprender el viaje y arrugó el hocico: no sé yo, ¿eh? Muy provocativa y moderna te veo.


Provocativa y moderna eran unos vaqueros negros rectos que no marcaban ni la intención y una camiseta color kaki de una ONG por la protección de los animales, anchorra y que me llegaba por la mitad del muslo con un inocente panda con cara de pena dibujado. Hecha un cromo, iba la menda.

Y a medida que se acercaba el momento mi novio me comía más y más la cabeza con cómo era su familia y claro, cuando llegamos al último lugar recóndito de aquél encantador paraje y se abrió la verja de la casa yo me puse a temblar como una hoja, a ver lo que me encuentro.

Pues lo que me encuentro es una señora rubia, delgadísima (que nadie hubiera dicho que había tenido tres hijos) con una camisa de marca ideal, un collar de perlas monísimo, unos vaqueros de marca también y unos zapatos de tacón medio (que para estar por casa tampoco era plan).

- Mira, ésta es mi madre, Menganita. Madre Menganita, ésta es Zutanita, mi novia.

La cara de espanto de mi suegra no la puedo describir. Me miró y acto seguido miró a mi novio con cara de en una ciudad tan grande, con tantas chicas, ¿¿¿no hubieras podido encontrarte una un poco más estilosa y apañá, hijo mío???


Yo pensando bueno, igual la madre se ha vestido para la ocasión para no parecer la paleta profunda que mi novio me ha descrito, vamos a ver el resto.


El resto eran mi cuñada la pequeña, perfectamente peinada de peluquería, monísima vestida toda de marca, la mar de estilosa, con sus tacones y sus joyas y mi suegro hecho un pincel, también de marca de pies a cabeza, también con cara de por Dios, pero de dónde has sacado a este despropósito de chica.


Obviamente me quise morir pero pensé que igual era sólo esa noche, en plan que se habían arreglado un poco y tal. Pero no. A la mañana siguiente salgo con otros vaqueros igual de rectos y poco favorecedores y una sudadera también anchita y sin formas, casi sin maquillar y sólo con los pendientes (no sin mis perlas) y el reloj y el plantel a las diez de la mañana era mi suegra hecha un figurín, mi cuñada que parecía que se iba a desfilar a Cibeles y mi suegro igualmente ataviado para irse a trabajar. Y todos mirándome con cara como de pena. Y así de la nada, se materializa mi novio bajando majestuosamente por las escaleras, con un camisa de marca, su jersey de marca, su americana de marca, sus vaqueros de marca y sus zapatos de marca, todo perfumado y divino que parecía un maniquí.

- Me voy a ciscar en todo lo que se menea y luego te voy a matar, ¿no me habías dicho que nada de marcas, que eso era de ser pretencioso? ¿Que sencillita y humilde? ¿Qué tienes tú de humilde y sobre todo de sencillo ahora mismo?

- Bueno pero en mí mis padres no lo ven mal porque me conocen y saben cómo soy aunque me vista así, tú tranquila, tú así vas bien.

Y así pasé el día y al día siguiente al levantarme me encuentro con que tenemos que ir a cenar con mis cuñadas y sus novios y le pido a mi novio que me lleve de compras y obviamente, se niega porque no has venido aquí para ir de compras y de nada sirve que yo le diga lo incómoda que me siento entre tanto figurín y que voy a ser la cateta desarreglá de la cena y que yo no quiero ir a cenar a ninguna parte con esas pintas y mis cuñadas súper trendy's con un toque casual y cierto aire hippy pero sin caer en lo démodé pero él nada, no cede a mis súplicas.

Entre tanto mi suegra acaba en el hospital porque creemos que le ha dado un infarto y yo obviamente increpo a mi novio: ¿lo ves, lo ves?, ¡qué disgusto no se habrá llevado tu madre al verme que le ha dado un infarto! ¡Con lo ideales que van todos en esta casa y a mí que parece que me has sacado de Las Barranquillas y me estás rehabilitando!


Menos mal que no fue un infarto, sólo le dio un ataque de ansiedad agudo al ver al Heredero con la yonki porque yo sin maquillar como mi novio me hacía ir, tengo unas ojeritas curiosas y claro, parezco una yonki y mi pobre suegra pues claro, se acojonó, normal.

Pero en fin, que salió del hospital y todo bien. Pero en un momento ya se ve, la pobre, que no pudo más con mis pintas zurrapastrosas y me engancha por el pasillo:

- Hija.. ¿y tú no llevas nunca algo un poco más ajustadito, un tacón o algo?

- Es que no me he traído nada..

- Si quieres Perenganita (mi cuñada la peque) te deja algo...

En este momento aparece mi novio y yo me pongo furibunda cuando se empieza a reír como un loco.

- No, si yo cosas tengo pero es que a mí tu hijo me había dicho que no me tenía que traer nada así..

- ¿Cómo que te dijo lo que te tenías que traer y lo que no?

Aquí ya mi novio se tira al suelo de risa y empieza a revolcarse todo rojo a punto de la asfixia, pataleando al aire y llorando de risa y yo rompo a llorar pero no de risa precisamente.

- Hija, ¿pero qué te pasa?

A mi novio le entra el remordimiento y se levanta del suelo, se seca la lágrima, se reencaja la mandíbula y procede a dar las oportunas explicaciones:

- Ay pobre mi niña, es que yo le gasté una broma.

- ¿Una broma? ¡Si está llorando la chiquilla! ¿Qué le has dicho ya?

- Pues me dijo, sollozo yo, que no tenía que traer vestidos ni cosas ajustadas, ni joyas ni tacones y que no me tenía que pintar porque eso aquí estaba mal visto...

Mi suegra se gira con cara de asesina hacia mi novio que empieza a reírse de nuevo y le increpa, que si está tonto, que cómo se le ocurre decirme eso, el otro a punto de la asfixia por ataque de risa floja...

- Mi hijo es tonto, tú no le tienes que hacer caso que aunque aquí esas cosas estuviesen mal vistas tú te vistes como quieras, ¡mira que hacerle caso!

- Y es que yo le llevo pidiendo desde que llegué que me lleve de compras porque yo me siento muy incómoda así pero él no quiere...

- ¿¿¿Cómo que no quiere??? ¡Perenganita, baja que te llevas a Zutanita de compras ahora mismo!

Y me compré un vaquero, algún top y un vestido y me prometí firmemente no creer a mi novio nunca jamás.

Ahora cuando voy a ver a su familia me llevo lo que yo quiero y me voy de compras porque, a Dior gracias, a mis cuñadas y a mi suegra les gusta un trapo y un arreglamiento más aún que a mí y gozo como gorrina en el fango cuando mi suegra entra a cada momento a la habitación a elegir conmigo que me voy a poner.
Pero de lo moderna que es mi suegra y de cómo despellejamos a las viandantes y personajes de la televisión y cómo comentamos los trajes de novia que nos gustan y los que no etc ya hablaremos otro día, que por hoy ya me he liado bastante y esto no va a haber Cristiano (ni ateo ni nada) que lo lea.

PD: Novio, que sepas que todavía a día de hoy, casi cuatro años después, te sigo odiando por esto y te la tengo guardada. Jum.


2 comentarios:

  1. Dios, en serio lo he pasado supermal leyendo esta historia, no tenía ni idea,, uffff !!!
    me ha dado ansiedad y todo...
    pero ya tienes que querer tú mucho a tu novio porque yo no sé si le hubiese perdonado algo así...
    ufff que mal rato en serio.

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  2. Calla que la cara de esa familia cuando yo aparecía sin pintar, con las Converse medio destruídas, los vaqueros de los años del cuplé que me quedaban anchos y las camisetas anchas y largas era de escándalo. Tú que en esas ocasiones sólo quieres encajar y caer bien.. Además que si yo me vistiese así normalmente pues guay pero es que no era el caso, iba 'disfrazada' de alguien que no era yo y que no encajaba allí mientras comprobaba que mi verdadero yo sí hubiese encajado mejor.
    Pero la joya de la corona me la he callado, fue ese día también justo antes de esto, que entre las dos cosas me puse a llorar como si no hubiera mañana porque mira que es burro mi novio..
    Me da un poco de 'qué sé yo' contarlo pero igual algún día me animo que al final, a toro pasado, hasta tiene gracias xD

    Un besoooteee xoxo!

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