El día que me fui, la ciudad lo sabía.
El día amaneció gris y tan pronto como salí a la calle comenzó a llover.
Me arrastré por las calles observándolas: mojadas, sucias.
Me pareció una acertadísima metáfora de lo que me llevé de ella: suciedad y lágrimas acumuladas durante 22 meses de mi vida, 22 meses tirados a la basura.
No pienso volver. Esa ciudad me ha quitado mucho más de lo que me ha dado. Vosotros me lo habéis quitado todo y no me habéis dado nada.
22 meses de mi vida sucios y llenos de lágrimas. Y ni uno más, si alguien tiene que llorar ahora, llorad vosotros. A mí ya no me quedan lágrimas.
El día amaneció gris y tan pronto como salí a la calle comenzó a llover.
Me arrastré por las calles observándolas: mojadas, sucias.
Me pareció una acertadísima metáfora de lo que me llevé de ella: suciedad y lágrimas acumuladas durante 22 meses de mi vida, 22 meses tirados a la basura.
No pienso volver. Esa ciudad me ha quitado mucho más de lo que me ha dado. Vosotros me lo habéis quitado todo y no me habéis dado nada.
22 meses de mi vida sucios y llenos de lágrimas. Y ni uno más, si alguien tiene que llorar ahora, llorad vosotros. A mí ya no me quedan lágrimas.
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